Siempre escuché decir que hay que estar segura
antes de dar el gran paso en la pareja, que
se siente “Confianza” o “certeza” cuando se lo da, pero ¿Es inadecuada la incertidumbre
que acarrea el cambio? ¿Se supone que el amor trae aparejada la fe en la unión?
Conocer por completo el sentimiento ajeno es
una búsqueda utópica del amor perfecto, tan irreal como el de las novelas o
cuentos de historias pasionales de príncipes y princesas.
Carecer de solidez es tan normal, sobre todo al
inicio de la relación, como experimentar el miedo inevitable que se percibe al
primer instante de todo.
Esperar garantía es demandar de una forma
egoísta la reciprocidad pasional, como si se tratara de una cuestión de vuelto
monetario que uno espera sí o sí a la hora del dar y recibir.
Necesitar estabilidad es como saltear la
hipoteca y pedir prestado dinero a un amigo en lugar del banco, achicando el
margen de error y riesgo al más alto nivel.
Estar en pareja no es lo mismo a estar
emparejada. Estar en pareja significa hacer el viaje acompañada, ir juntos, de
manera independiente hacia un destino compartido. Estar emparejada quiere decir
depender del otro para dar el paso, para
caminar, cuando en realidad quien camina es cada uno, pero a la par.
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