Cada vez estoy más convencida que el humor cumple una
función muy importante en la vida de las personas. Seguramente te pasó, alguna
vez, que te dijeran “nena ¿te levantaste
torcida que estás tan sensible”? o ¿“estás haciendo dieta que tenés ese humor”?
Vayamos por parte, porque se me vienen muchas ideas a
la cabeza que tengo ganas de compartir con vos ahora.
El humor de una persona fácilmente se asocia a
acciones que se hacen o dejan de
realizarse: de ahí vienen esas frases como: “porque no tiene sexo está así”, o
“le vino el periodo y las hormonas le están jugando una mala pasada este mes”.
Ahora bien: ¿vos conocés que es lo que te pone de buen
humor? ¿Y qué lo vuelve malo?
Hablar de “bueno” o “malo” hace referencia al efecto
que genera en mí: el buen humor me hace bien; el malo me hace mal. Y algo de
eso hay, claro ¿a quién le gusta estar de mal humor?
Cuando tocamos este tema se lo suele asociar con la
realidad que vivimos, o más bien con la que nos representamos, o cómo
reaccionamos frente ella. Te puede pasar lo más maravilloso del mundo, pero ni transmitirselo a tu cara, o podés estar en tu peor momento personal y sin
embargo la energía que sentís es tan positiva que no ves nada de malo en lo que
te está ocurriendo.
Vas a ver lo que quieras ver, y a actuar en
consecuencia, mal que te pese.
Vienen a mi mente muchos dichos conocidos, por
ejemplo: “cómo te ven te tratan, y si te ven mal te maltratan, pero si te ven
bien te contratan” o “si sucede, conviene”. Frases distintas, pero no menos
oportunas para reflexionar sobre la percepción, la visión que tenemos de
nosotras mismas, de nuestra vida, nuestro presente, nuestra realidad. ¿Estoy en
un momento de plenitud máximo? ¿Logré lo que siempre quise, pero me siento
vacía? ¿Debería sentirme feliz? ¿Por qué no me pasa?
Hay nena…. No sabés cómo te entiendo.
Son contradicciones de la vida diaria, de las
emociones ¿femeninas? Que nos hacen tan ¿distintas a ellos? Y remarco esto
porque a los tipos muuuuuy rara vez podés asociarlos con lo que les está pasando
en su presente, ya que generalmente, suelen ser más reservados a la hora de
evidenciar las emociones. En cambio nosotras sacamos todo para afuera, todo del
interior al exterior, y somos capaces de pasar al extremo opuesto cuando ya
logramos lo que tanto queríamos o dejamos de desearlo una vez que lo conseguimos.
Mi psicóloga me ayuda cuando me nota algo cabizbaja y
me aconseja: “hacé lo que te gusta, eso te va a hacer bien” y la pucha que
tiene razón, eh! Escribir, cantar, comer, meditar me agrada ¿entonces? Aumento
la dosis de eso para levantar mi ánimo si hace falta. Lo útil es poder darse
cuenta, identificar lo que no nos gusta o nos pone de mal humor, y aplicar la
receta de lo inverso para mejorarnos.
Por eso, a los que te tilden de “malhumorada” “anímate
y explícales un poquito que te permitís expresarte, no caretearla con una
carita feliz cuando te sentís para el culo, o aparentar que está todo bien
aunque te preocupe la guita cuando no llegás a fin de mes.
El humor es parte de nosotros: de ellos y de ellas, de
todos. Cada uno hace lo que puede con lo que tiene, o lo que tiene con lo que
puede.
Tu mascota, tus amigos, tus hijos, tus viejos, tu tía,
tu hermana… son herramientas afectuosas que pueden colaborar en la tarea de
conversión de tu chispa, que no sean defectuosas depende de vos!
¡Muy bueno! Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Jorge! Un placer que me leas y este comentario tan positivo! Sigo La chispa adecuada, felicitaciones! Y gracias!!
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